

Si posees algún tipo de discapacidad física y deseas conducir tu propio vehículo, no pienses que va a ser una misión imposible, ni siquiera tiene por qué ser algo excesivamente complicado. En la actualidad, existen adaptaciones adecuadas para distintos grados de discapacidad. No puedes renunciar a la posibilidad de ponerte al volante de un coche, ya que movilidad es un requisito imprescindible para cualquiera y tener un coche propio puede otorgar mucha autonomía a un discapacitado.
Lo primero que debes tener en cuenta si deseas conducir será elegir el sitio en el que obtener el permiso. Es imprescindible comprobar si la autoescuela en la que deseas matricularte, cuenta con coches adaptados para las clases prácticas. Posteriormente deberás dirigirte a tu oficina de la DGT más cercana para que te indique el lugar adecuado donde puedas realizar las pruebas médicas que determinen tu grado de discapacidad y las adaptaciones que necesitas para tu coche.
Las más comunes son el embrague electrónico, que ofrece la posibilidad de que el coche embrague y desembrague por sí mismo con sólo accionar el cambio de marchas; El acelerador electrónico que consiste en un pequeño pomo colocado cerca del volante y que posibilita la aceleración con pulsaciones progresivas, como si de un pedal común se tratara. El objetivo de todos estos dispositivos es el de conseguir que el discapacitado sea capaz de sentarse al volante y de conducir de la manera más cómoda posible.
Los telecomandos son dispositivos ubicados en el volante del vehículo, desde los que se pueden accionar mecanismos como las luces, los intermitentes, los limpiaparabrisas o la bocina. Las rampas, plataformas o los asientos giratorios también pueden ser interesantes para que personas con movilidad reducida puedan situarse en el vehículo sin problemas. Muchas de estas adaptaciones están especialmente indicadas para aquellos que desean conducir el vehículo desde su silla de ruedas. Todas las adaptaciones las puedes encontrar perfectamente detalladas con imágenes en webs como esta.
Conducir un coche puede ser una capacidad que mejore sustancialmente la calidad de vida de una persona discapacitada, permitiéndole acceder a muchos lugares que hasta entonces le resultaban inaccesibles.